El movimiento Maker es un movimiento social compuesto por personas de diferentes perfiles a los que se conoce como Makers, que incluyen aficionados, pensadores, ingenieros, diseñadores, y artistas que comparten un mismo objetivo: el diseño y la construcción de artefactos. Surge como evolución del movimiento Do It Yourself (DIY) y está muy relacionado con el aprender haciendo, fomentando aún más el trabajo en equipo y la generación de conocimiento en comunidad. Hatch en su libro The Maker Manifesto recopila una serie de acciones que definen al movimiento Make: hacer, crear, dar, aprender, compartir, jugar, cambiar, participar y apoyar. En este contexto es cuando aparecen los espacios abiertos como Makerspaces y Fablabs que fomentan que los participantes compartan lo que hacen y aprendan de otros.
Halverson y Sheridan en un artículo publicado para el Harvad Educational Review indicaron que el movimiento Maker tenía gran potencial en el ámbito educativo, pues no solo podía aportar una ayuda a la forma en la que los estudiantes adquieren los conocimientos y habilidades, sino que también podía crear oportunidades para comprometer al alumnado, generando con esto una conexión con el ámbito científico-tecnológico. Se ha evidenciado en los últimos años que este tipo de espacios de creación aumentan el interés de los jóvenes y la conciencia sobre cuestiones de diversidad y equidad en las disciplinas STEAM (Science, Technology, Engineering, Arts, Mathematic). Introduciendo los valores del movimiento Maker a todos los niveles educativos genera la oportunidad en los estudiantes de participar en prácticas de diseño e ingeniería, fomentando con esto la práctica de competencias STEAM desde e edades más tempranas, y dando como resultado el concepto de Maker Education.
Este se centra en el aprendizaje práctico basado en proyectos y/o en iniciativas artísticas, y vinculado con teorías educativas como el Constructivismo. A través de aspectos como el diseño y la experimentación, el retoque, la interpretación, y la manipulación de materiales, ideas y objetos, el estudiante realiza un aprendizaje significativo y es capaz de asimilar mejor los contenidos tanto teóricos como prácticos.
El Maker Education permite desarrollar tanto habilidades técnicas relacionadas con el uso de tecnologías, como habilidades blandas de pensamiento crítico y de diseño, de estímulo de la creatividad, de comunicación, de inteligencia emocional, de trabajo en equipo, de ética y profesionalidad, entre otras. Estas habilidades que son cada vez más importantes en el ciudadano del siglo XXI, abriendo más oportunidades de empleabilidad y propician la innovación social y abierta.